Valseca es, por tradición, un lugar en el que se respira sabor a gastronomía y agricultura. El garbanzo es su símbolo de referencia por antonomasia, en una historia que se retrotrae al año 1751, cuando el Marqués de la Ensenada, reseñaba que tenía 36 fanegas de garbanzos, que estaban valorados por 32 reales cada fanega.

También hay una reseña de 1845 en el diccionario de Pascual Madoz, en él indica que el producto se vendía en Madrid. En un detalle que ya indicaba su expansión fuera de su comarca y en lo que vendría ser reflejo en la actualidad, la de un producto que viaja y que es referencia en las cocinas de muchos lugares recónditos.

Estos dos antecedentes nos llevan al siglo XXI, concretamente al año 2009, cuando se gestaba el nacimiento de La Criba de Valseca , con el objetivo de comercializar la afamada legumbre de Valseca y llevarla a los principales puntos de nuestro país y también a otras zonas a nivel internacional.

En La Criba de Valseca realizamos todo el proceso de trazabilidad del producto hasta que llega finalmente a la mesa, trabajando día a día para hacerlo llegar a todos nuestros clientes, en puntos de venta, restaurantes y particulares en sus casas, para que den rienda suelta a su creatividad en cocinas y fogones. Este proceso se ha ido desarrollando diferentes tareas para que nuestra marca sea reconocida, a través de una consolidada imagen de identidad corporativa, creación de página web y de las redes sociales para la expansión de la marca a todos los niveles.

Un entramado que da como fruto un producto genuino y mantecoso, con unas propiedades excelentes por el tipo de tierra en la que se cultiva, siempre tratándolo con sostenibilidad, aprendida a través de nuestros antepasados, que nos dieron grandes lecciones de cómo tratar con mimo el garbanzo de manera sostenible en todo momento.

Tenemos dos variedades: el garbanzo lechoso, gordo y mantecoso, y también el garbanzo Pedrosillano, que destaca por su tamaño más pequeño y por su piel fina que tiende a no desgajarse, lo que hace que su degustación sea muy agradable y rica. 

Nuestro amor por el campo y nuestra dedicación, hacen del día a día un trabajo entrañable para nosotros. La satisfacción de hacer disfrutar de una cocina saludable a nuestros clientes y amigos, es literalmente única. Y con ello se fomentan momentos entrañables social y familiarmente, que dejan huella a través de los años.