Hace unos días dimos por finalizada la nueva cosecha de garbanzos 2022 en La Criba de Valseca. Ha sido un complejo y laborioso trabajo debido a las condiciones climatológicas durante la segunda fase de cultivo (floración y fructificación). La falta de lluvias marcó esta fase primordial para nosotros. El cambio climático es una realidad, y los agricultores que trabajamos con la tierra lo sabemos y debemos adaptarnos a su velocidad.

A pesar de los esfuerzos humanos y tecnológicos que se ponen en marcha, en La Criba seguíamos mirando al cielo cada mañana. Las olas de calor de los últimos meses nos mantuvieron en vilo y nos obligaron a esforzarnos un poco más esta temporada. Conseguimos que el ciclo vegetativo de los garbanzales fuera desarrollándose paulatinamente con equilibrio y homogeneidad. La ilusión y el empeño pudo con los obstáculos climatológicos y como recompensa hemos recogido una excelente cosecha.

Los primeros trabajos de abril, en el que seleccionábamos la mejor semilla y las mejores parcelas, y todo el trabajo posterior realizado día a día en el campo, nos ha premiado con una decimotercera cosecha con un volumen de producción medio, pero de la que nos sentimos ampliamente recompensados gracias a su cochura. La calidad de los nuevos garbanzos es excepcional.

Estos últimos días, nuestro esfuerzo se ha centrado en seleccionar, uno a uno, cada garbanzo y envasarlos, de forma manual, para que podáis saborearlos en toda su esencia, en familia o con amigos. Esperamos que os encanten y que cuando los degustéis os sintáis tan orgullosos como estamos nosotros en este momento de ellos. ¡Que los disfrutéis!